lunes, 8 de abril de 2013

Moralistas: Te rompen el culo con la moral

Los moralistas son personitas muy molestas a mi gusto. Aquellos que compraron un código social y que no lo cuestionan bajo ningún aspecto. El moralista ordena su vida a partir de juicios de valor incuestionables. Sabe a raja table lo que esta bien y lo que esta mal. Todos lo sabemos en realidad. Lo aprendimos con las pelis de Disney. Creo que Mufasa fue el primero que nos los enseñó.  El moralista se siente nadando en un mar de putas hermosas, cada vez que se pone la casaca de Mufasa. Él esta ahí, al acecho, mientras las conversaciones fluyen en la mesa de las previas, esperando al primer forro que pise el palito para recordarle los valores de la moral.
No predomina ningún aspecto físico para definirlos. Cualquiera puede serlo. La dificultad para advertirlos, hace que, muchas veces, durante eventos sociales con desconocidos, se generen momentos incómodos, de silencios profundos y caras largas ya que algún moralista se sintió tocado con una palabra "fuera de lugar". Los moralistas son los reyes de los lugares. Ellos son un diccionario de cómo se habla en cada espacio. Las caras de ojete que son capaces de poner son sorprendentes. No son completamente culos, como los de una persona decepcionada con el otro. Son caras amargadas, pero con ciertos dejos de superioridad, ya que se sienten muy satisfechos cuando dejan en hacke al inmoral.
El mandamiento primero del moralismo es la fidelidad. Ser infiel es la condena más grande que una persona podría tener. Siempre esta ahí, mirando con ojos juzgadores a cualquiera de sus amigos con novias con posibilidades de cagarla. Notese como el moralismo está tan metido en la sangre, que usamos la palabra cagar con total naturalidad.  El moralista jamás se detiene a pensar un poquito en cómo está su amigo y por que lo esta haciendo, simplemente lo condena por estar con otra mujer. Él es extremadamente fiel. Pero, para las chicas con novios moralistas que deben estar sonriendo, también es una moneda con otra cara. Sus celos son mortales y las leyes moralistas, que las conoce como la palma de su mano, las aplica con mucho más amarillismo a sus mujeres:
- Eh, que hace ese pelotudo hablando con vos?
- Nada, es un amigo de la facu.
-  Y que te habla el pelotudo? . No sabe que estas de novia?.
El moralista se adueña de tus órganos sexuales. Si sos hermana de un moralista ( Peor menor) no tenés salvación. Ojo, no es lo mismo moralista que celoso. El celoso puede no ser moralista. Pero el moralista casi siempre es celoso. Tampoco es lo mismo moralistas que fiel. No todos los fieles son moralistas.
Sigamos. Los moralistas se ofenden fácilmente. Sobre todo si se tocan temas delicados. Si haces un chiste sobre un parálitico o si te pones a cargar a personas con síndrome de down, el moralista cita a su tatara-tatara tío que tuvo un accidente y quedó en silla de ruedas o especula con el hipotético caso que llegues a tener un hijo down.  Se cruza de brazos, no se ríe y deja de hablar.
Si te llegas a agarrar una mina con la que el moralista tuvo un roce de lenguas de catorce segundos hace siete años esta todo más que mal. Se rompieron códigos de amigos. El moralista te hace un escándalo y se ofende por una semana.
Al moralista no se le puede hacer un chiste sobre ninguna persona. Te dicen cosas como: no sé, no lo conozco. O peor, miran para abajo y no contestan. El moralista parte de la base de que todas las personas son buenas y que no se puede juzgar por lo de afuera. Al único que se puede juzgar es al inmoral. Cómo a aquel que no le cedió el asiento a la vieja en el bondi. Los culos de los moralistas jamás conocieron una butaca de transporte público.
 El moralista de chiquito es insoportable.  Al padre fumador le rompe todos los cigarrillos porque: "fumar está mal". Pobre viejo que llega del laburo cansado, después de un día de mierda con ganas de masticar  tabaco y su criaturita moralista le rompió todos los cigarros. El moralista chiquito es muy botón. Siempre amenaza con contarle a "la seño" el muy hijo de puta. Además, es bastante ratón. Siempre convida alfajor, pero te pone el dedito para que no te excedas.
Los moralistas tienen un humor bastante sencillo. Fánaticos de Alf. También les gusta Tom y Jerry. Los moralistas chiquitos miran cartoon network ( menos el talk show del fantasma del espacio), no miran nickelodeon como el resto.  El moralista chiquito si esta viendo una película donde de repente se ve una teta se tapa la cara el mismo y se va corriendo. También sigue a raja tabla los criterios de edad de las películas.Que pelotudez eso de la censura por edad ¿ No?
El moralista chiquito no ve pornografía sólo. Lo  hace con sus amigos, donde se aparta y mira de reojo o, veces, se va a tomar helado abajo. Si al moralista grande le haces un chiste con la mítica y emblemática serie Emmanuelle, no sabe de lo que estás hablando.
Volviendo al moralista grande, le encanta separar peleas. Por más que no le incumban. Es capaz de correr dos cuadras hacia dónde se están golpeando dos desconocidos para separarlos. Él esta en contra del conflicto. Tampoco tiene representación política. No es ni de izquierda ni de derecha. A él le gusta el centro. Ni siquiera es de River o de Boca. Es de un equipo chico sin rival para evitar cualquier cruce. Y si llega a ser de algún equipo grande, hace chistes de nene de 5 años para burlarse de su amigo hincha del club rival.
Si de a poco se van haciendo una idea de que clase de gente les hablo y comienzan a cerrar el puño para pegarle una trompada a la pared, tengan cuidado: es muy común que uno mismo tenga varios moralismos berretas.  Un poco de auto crítica los puede ayudar. Y se sienten identificados con los moralistas y están satisfechos, no es pura coincidencia: este artículo va para ustedes, pelotudos.  NADIE le escapó a Disney chicos. Ah si! los pobres le escaparon, los inmorales por excelencia!. Pero no nos vamos a meter con la pobreza nuevamente, es muy de moralista.

2 comentarios: