lunes, 22 de abril de 2013

Conspiraciones K II: el repertorio musical

La cultura K se esta metiendo en nuestro organismo sin que nosotros nos demos cuenta. El peligro lo corremos todos los días con una invasiva publicidad y con el nombramiento de nuevos mártires y héroes kirchneristas que nos vienen a salvar del imperialismo capitalista. Así que tienen que estar muy atentos, porque la hija de puta nos está dominando para el largo plazo. Si no se avivan rápido en un par de elecciones van a estar llenando las urnas de votos peronistas sin darse cuenta. Haciendo un poco de auto reflexión me vi atrapado en otra de sus conspiraciones: la música K.
Todo comenzó durante una discusión que tuve con un amigo allá por Mar del Plata, en las playas del sur. Discutíamos sobre un acceso al muelle, dónde la única alternativa posible para alcanzarlo era a través de la rambla ya que la playa se cortaba. Mi amigo sugería extender la playa, agregando arena artificial y así poder llegar. Inmediatamente le respondí que para mí iba a ser más lindo hacer un puente sobre el mar.  El me contestó si me parecía hacer un puente para la poca gente que lo atravesaría. A lo que yo le dije: si boludo, si es necesario que sea todo para vos. 
La siguiente anécdota la viví en un proyecto publicitario, dónde estábamos reunidos con unos compañeros analizando la estrategia de marketing a fin de venderle a la gente un producto de mierda e innecesario. Un par de colegas hacían hincapié en dirigirse simplemente al segmento que ya se había ganado ( osea los boluditos que ya consumían el producto) para que les quedé la marca en la cabeza y no dejarse dormir por la competencia. Yo les dije: muchachos, tenemos que ser un poco más ambiciosos me parece. No nos sirve seguir con el mismo segmento. Multiplicaaaaaaaaaar es la tarea, es la tarea, es la tarea.  Uno me preguntó por que les repetí tres veces que era la tarea. La verdad es que me sentía poseído, como si las palabras salieran de mi boca por más que yo ponga resistencia por no decirlas.
La otra fue en Miramar cuando estábamos por salir a tomar un café con una pareja amiga que nos encontramos de casualidad en la playa. Yo me encontraba en cuero, con anteojos de sol y haciendo un poso de arena displicentemente con la pierna derecha, mientras me agarraba del poste de la carpa y miraba hacia el mar. En ese instante se acerca el hombre de esta pareja, dueño de un negocio de telas, y me sorprende con un saludo. Luego de las formalidades me pregunta por mis hijos. Yo le dije que ya estaban grandes y que iban a la universidad.  ¿ Ah sí? ¿Pero están viviendo en tu casa, no les queda lejos de la facultad? me pregunta. A lo que le respondo: nono,viven solos, nunca menos que los pibes  en el centro. Se me quedó mirando con cara rara. Claro, en Capital, nunca menos alejado que de ahí, le respondí. ¿Esa frase no la sacaste de una canción de Néstor? me retruca. Yo me hice el dolobu: la verdad que ni idea, nunca la escuché- esbocé una risita hipócrita.
La última me pasa mientras estaba manejando, parado en un embotellamiento. Hacía calor y tenía la ventanilla abierta. Sin darme cuenta me quedé mirando un punto fijo por la ventana y empecé a silbar. De mi boca salía una melodía alegre que no me detuve en analizar. Luego de un tiempo me dí cuenta que era la cancioncita de fútbol para todos....





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